...y dormir con sueño

TIEMPO. Así de simple, en mayúsculas.  Cualquier madre o padre sabe que no hace falta más explicación. Sobre todo si has estrenado la mater/pater-nidad hace poco.

Que conste que ya estaba avisada, pero no hay nada como vivir las cosas en tus propias carnes para darles un matiz nunca imaginado.

Adoro a mi hija y adoro mi nueva vida. No me arrepiento de nada y lo volvería a hacer sin pensarlo dos veces. Pero entre tú y yo, a veces (sobre todo durante esas tomas nocturnas eternas en las que me desvelo y me da por pensar) cierro los ojos y me imagino  a mi misma antes de todo esto: una joven independiente con tiempo para hacer lo que quería entre películas, quedadas nocturnas, libros y filosofadas sobre la vida. Y entonces me da por pensar que esa mujer ya no existe y que la de ahora es una nueva un poco psicótica que no puede quitarse ni un solo instante a su hija de la cabeza y a la que ya no le hacen tanta ilusión esos libros, ni esas quedadas. Ahora le interesan unos libros distintos y necesita quedar con otras mujeres en su misma situación.

Pero no, si escarbo un poquito más hondo puedo ver que la anterior sigue ahí y que no son más que experiencias que se van sumando lo que hacen de nosotros una persona determinada.

Todas estas comeduras de olla vienen al hilo de un mensaje que he recibido de un viejo amigo en el que me cuenta que está harto de vivir una vida con poca sustancia y que ha decidido que a partir de ahora solo va a comer con hambre, follar con ganas y dormir con sueño.

En fin, por lo de comer no tengo problema. Nunca había sentido un hambre tan voraz como con la lactancia, quiero comida y la quiero ya. A poder ser de la guarra, con muchas calorías. Sobre lo de follar corramos un tupido velo. No es que quiera sacar aquí mis intimidades más personales, pero puedo decir segura de que otras madres me entenderán que ahora mismo no es algo que esté en mi top 10 de prioridades. Y dormir con sueño...ahhhh....dejadme que me deleite un poco en este punto. Dormir con sueño, muchas muuuchas horas y despertarte sin mirar el reloj y sin preocupaciones. Eso sí que ha terminado, hace más de 8 meses que no sé qué es eso. Y realmente lo echo de menos. He llegado hasta a pensar en el día que "L" ya no tome pecho y si quizá así las noches mejorarán. En el día en que duerma en su propia habitación y yo no me acueste pensando que puede desvelarse y necesitarme para volver a conciliar el sueño.  En el día en que quiera dormir en casa de algún/a amigo/a y nos encontremos de repente el aita y yo cara a cara con la casa toda para nosotros como en los viejos tiempos...

Ese día llegará, como todo llega en la vida y entonces no habrá marcha atrás y recordaré con añoranza estas agotadoras noches en las que mi bebé me buscaba desesperada entre las sábanas con los ojos todavía cerrados, me acariciaba con su manita y ponía sus piececitos sobre mis piernas. Mejor pensado, el TIEMPO, sí, ese en mayúsculas, está sobrevalorado. Me quedo con mi caos y con mi nuevo yo.  O mejor dicho, con nuestro nuevo yo. Madre mía, qué intenso es todo esto... mejor me voy a dormir. A lo mejor, con un poco de suerte, puede que hasta duerma 3 horas seguidas. Voy a seguir soñando.