miércoles, 9 de marzo de 2016

Sobre mi lactancia y otros monstruos

Antes de ser madre tenía muchos miedos, dudas e incertidumbres (además de mucha ilusión y alegría, por supuesto, pero esa es otra historia). Estamos tan alejadas de la naturaleza y de nuestros instintos que todas esas cosas que deberían funcionar sin ningún problema e ir "rodadas" son las que más desconcertada me tenían durante mi embarazo.

Mi madre, como buena mujer trabajadora de los 80 que luchó por demostrar que podía con todo, dejó de darnos pecho a los 3-4 meses para volver a trabajar. Así que tanto mi hermana como yo fuimos alimentadas con biberón y sobra decir que no éramos las únicas del barrio. Me aventuraría incluso a decir que a lo largo de mi infancia no tuve la ocasión de ver a ningún niño amamantando más allá de los primeros días de vida. Haberlos los había y quizás más cerca de lo que yo creía, pero de ser así no era algo que se hiciera en público.

Más tarde, cuando empezó la "moda" de la crianza respetuosa y se empezaron a escuchar y ver nuevas maneras de criar, recuerdo haber criticado a alguna madre al ver cómo daban pecho a sus hijos que estaban lejos de ser bebés "mira a Oier pidiendo teta a su madre" le dije una vez a mi hermana, "¡pero si tiene dientes!"  con un sentimiento de rechazo (aunque ahora me dé vergüenza reconocerlo).

Mi hermana, se estrenó en la maternidad antes que yo y muchos de estos prejuicios se borraron por completo gracias a ella, pero nada como vivirlo en tus propias carnes para abrir los ojos y ver las cosas desde otro prisma. El caso es que durante el tercer trimestre de mi embarazo, me harté de leer libros de Carlos González, Rosa Jové, etc. para intentar estar lo más informada posible y así tener más libertad para elegir lo que realmente quería para mi crianza. Había muchas cosas nuevas y desconocidas para mí pero lo que más me quitaba el sueño era la lactancia:

¿Seré capaz de hacerlo?, ¿seguro que saldrá leche de ahí? no puede ser... La posición adecuada es...ufff qué difícil. El agarre espontáneo... y no tengo que olvidarme del piel con piel inicial para que repte, posición de rugby, caballito, a cuatro patas.....HORROR!!

No sé por qué pero estaba convencida de mi fracaso y me imaginaba a mi misma desesperada y llena de grietas, mastitis y purelán.

Resulta que llegó el gran día. Ella apareció arrugadita y decidida a seguir con su instinto animal y no pude más que dejarme llevar por ese no sé qué que está oculto tan dentro de nosotras y que no sale a la luz hasta que algo así te pone la vida patas arriba y saca tu lado más primitivo. Recuerdo perfectamente la primera vez que se agarró a mis pezones como algo muy doloroso, "¡qué fuerza!, ¿seguro que esto tiene que doler así?" yo no sé a las demás madres, pero a mí al principio me dolían mucho los pezones, nunca nadie había tirado con tanta fuerza de ellos. Tuve que quitar el vacío más de una vez para asegurarme de que se estaba enganchando bien, ya que el dolor empezaba a hacerse más agudo y prestar atención a que su boquita estuviera bien abierta y abarcara la mayor parte de mi areola (tal y como había leído en esos libros). Y así, como por arte de magia, empezó la maravillosa-dura-incesante-intensa aventura de la lactancia entre ella y yo. No os penséis que no hubo piedras en el camino, por supuesto que sí ¡y las que todavía nos quedan! ya que tras 8 fantásticos meses no veo el final de esta gran aventura ni de lejos, pero al final lo que más me preocupaba resultó ser lo que en mi caso mejor me fue.


Así que ya veis, me he convertido en una de esas madres que lleva a su retoña en la mochila portabebés mientras le da teta y la niña ya tiene más de un diente. Seguro que tras nosotras se escucha más de un susurro que dice "pero mira a esa niña pegada a la teta, ¡si ya tiene edad de empezar a hablar!"


9 comentarios:

  1. Qué bonita reflexión Itziar, me siento identificada en muchas de tus palabras. Yo también he tenido prejucios sobre amamantar durante más tiempo de lo que consideramos como "bebé".
    Sin embargo es cierto que cuando nacen algo te recorre por dentro y si lo escuchas, muchos prejucios o creencias se rompen.
    Me gusta escuchar como tratan los distintos temas madres de todas las épocas, respecto de la lactancia me quedo con la respuesta de mi abuela hace un mes a la pregunta; Abuela, ¿hasta cuando diste de mamar a mi madre?
    -No sé, hasta que ella quiso!

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    1. Jajajjj qué grandes las abuelas. Es increíble cómo ha cambiado todo en tan poco tiempo...

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  2. Cuanta razón Itziar, a mí me pasó lo mismo. Y ahora me pregunto si seré capaz de superar el momento en el que ya no quiere más. Para mí es nuestra conexión nuestro momento nuestro y aunque no ha sido fácil me encanta. Me encanta verla mamar, sentir su mano acariciandome. Pero bueno, supongo que cuando llegue el día estaré preparada porque vendrá cargada de otros momentos maravillosos.

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    1. Es una pasada...la fiesta de los sentidos! Seguro que sí, la de sorpresas que nos quedan por delante ;)

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  3. Que razón tienes Itziar!! Con la maternidad aflora nuestra lado más mamifero. Siempre me acuerdo de la profa de yoga que nos decía que las instrucciones están en tu interior y va y resulta que es verdad, es increible pero ahí están! Jejeje

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    1. jajaj si!! yo también me acuerdo de eso. Me sonaba un poco a chino pero ahora cobra todo el sentido del mundo!! Oooommmmmmm..!!

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  4. Me encanta tu reflexión Itziar, yo preguntaba a mi cuñada a ver hasta cuando le va a dar la teta a mi sobri....k vergüenza! Si ahora m lo preguntarían, m molestaría mucho. Porque ahora mismo pienso dar la teta hasta que mi niña quiera. Disfruto mucho dando la teta, aunque al principio no fue nada fácil, casi cuatro meses de llanto, golpeando puertas pidiendo ayuda, porque es muy triste decirlo, pero poca gente sabe de lactancia (es más facil enchufar un biberón). Gracias al apoyo, ayuda y paciencia de mi chico pudimos ver la luz al final del túnel. Y aquí estoy super orgullosa de haberlo logrado.
    Siempre me acordaré d las palabras d aliento d mis compis de batalla: ¡que suerte tiene Nahia de que seas su madre!


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    1. Jo, qué bonito Lorena. Y esque lo sigo pensando: qué suerte de tener una madre tan luchadora y por supuesto el aita. Qué necesarias son las parejas para una lactancia exitosa! Y la falta de conocimiento es vergonzosa. Yo fui a urgencias con una mastitis y la recomendación fue "ponte gasas de manzanilla", en fin. Menos mal que también tenemos muy buenos profesionales que cada vez se esfuerzan más por actualizarse en estos temas.

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  5. Mi marido y yo siempre queríamos tener hijos ...pero soy infertil . Una de las opciones que me ayudo tener hijos es maternidad subrogada. Muchas gracias a aquellas mujeres de los vientres de alquiler que se sacrifican por nosotros, los que queremos simplemente ser feliz es y tener hijos , pero por cuestión de la naturaleza , Dios lo sabe por que no lo podemos . Pudimos ser padres con el centro de reproducción asistida de Feskov . Ya conocemos a varias parejas que se lograron su sueño ahí . Gracias a todos los médicos , el equipo del centro y por supuesto a nuestra gestante Svetlana.

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