Ezkidi (Peña Añezkar)

El aita trabajaba de mañana y cuando llegó a casa nos pilló echando una de esas siestas taaan geniales en las que nos tumbamos en el sofá la una frente a la otra y descansamos un rato de las andaduras del día. Miramos el reloj y vemos las agujas marcando las 17h. Suerte que cada vez se alargan más los días, ¡nos da tiempo para dar un paseo en familia! Pero...¿otra vez por Berriozar? Uff... no, por favor.

Siempre nos ha gustado la montaña, Pirineos, Alpes, incluso antes de ser ama-aitatxos nos dimos el gustazo de coronar un precioso volcán Peruano de casi 6.000 metros. No es la primera vez que vamos al monte con "L", pero está claro que nuestras metas son mucho menos ambiciosas (o que últimamente disfrutamos con otro tipo de alturas, según se mire).

Sin pensarlo dos veces cogimos lo básico para sobrevivir: el portabebés, agua y algo de fruta. Una vez más confío en la capacidad del aita de elegir lugar, es un "romántico de la montaña". Esta vez dimos un paseito corto, cercano y facilísimo.

EZKIDI (PEÑA AÑEZKAR)

Aparcamos el coche en Larrageta, a 5min de Berriozar, ¡perfecto! Qué tranquilos viven aquí los que se "alejan del mundanal ruido", comentamos.

Dejamos el coche en un pequeño descampado al lado del cementerio y emprendemos nuestro paseo por un estrecho camino que se distingue sin problema. Es poco empinado y tras caminar unos pasos entre piedras enseguida nos encontramos con un barranco lleno de robles a nuestra izquierda. Hace poco (en el 2013, me apuntan por aquí) se desprendió parte de la peña por culpa de las fuertes lluvias, así que nos asomamos a disfrutar del paisaje con algo de cautela.

Tras caminar unos 20 minutos que se nos pasan volando, llegamos a la cima. Lo primero que nos llama la atención son unos bloques de cemento con unos hierros clavados. Nos preguntamos a qué se debe ya que sustituyen al habitual buzón de las montañas Navarras. Acto seguido nos sorprendemos de la belleza del lugar, a dos pasos de Iruña podemos disfrutar de unas vistas preciosas tanto de la cuenca de Pamplona como del Valle Arakil y parte del Valle de Ollo.


Hasta ahora el paseo improvisado ha ido sobre ruedas, pero con el aita es imposible ir a lo fácil. Llegando a Larrageta hemos divisado un camino que salía de Añezkar y decidimos salir en su búsqueda para no volver por el mismo sitio. Mientras subíamos (a medio camino) nos hemos topado con un hito, retrocedemos unos 10 minutos por los pasos andados y en vez de volver por el mismo camino, cambiamos el rumbo hacia la izquierda siguiendo las indicaciones del hito. Pronto se divisa un gran camino, mucho más marcado que el de Larrageta, que baja hacía el pueblo. En unos 15 minutos a paso tranquilo llegamos a Añezkar. Para terminar este paseo circular cogemos una pista asfaltada que sale a la altura de la iglesia y sube hasta una cabaña. De ahí, no hay más que cruzar una valla y volvemos al mismo cementerio desde el que hemos iniciado el camino. Nuestro coche nos aguarda. Volvemos saciados y satisfechos, qué maravilla es poder disponer de estas pequeñas joyas tan cerca de casa.

Por cierto, nada más volver nos dimos cuenta del porqué de la estructura de la cima.... ¡es el antiguo toro de Osborne que coronaba la cima tiempo atrás! A los dos nos viene el recuerdos de nuestra infancia de esa dantesca estructura de la que ya solo queda un ruinoso  esqueleto.

🎵"de nuevas montañas, que parecen menos altas con cada palabra que nace en tu garganta, pequeña gran revolución"